Las personas con daños cerebrales tienen muchas cosas fuera de su control, por eso hay que enseñarles que no deben preocuparse por ellas, ya que en la vida muchas cosas están fuera del control de uno mismo.

Se debe tratar que los pacientes piensen acerca de sus problemas y la mejor forma de hacerlo es preguntándoles: ¿qué es lo que le preocupa en la vida después del trauma de cráneo?

A los pacientes hay que enseñarles que no ganan nada preocupándose. Cuando no se tiene el control de la situación, por mucho que se preocupe, no la va a cambiar.

Lo que hay que hacer con los pacientes con daños cerebrales es demostrarles y ayudarles a que, ante un problema, hay muchas soluciones, aunque ellos solo vean una. Y como solo ven una, eso les produce depresión y tristeza.

una vez que se hace la lluvia de ideas, se le muestra a los pacientes los pro y los contra de las soluciones y se hace una escala de las opciones para empezar a implementar aquellas que sean más fáciles.

Cuando se trabaja con solución de problemas, hay que tratar de que los problemas sean cuantificables.

En momentos de crisis, como por ejemplo, cuando se tiene un daño cerebral, los estilos de pensamientos que se tienen desde la infancia empiezan a traer sentimientos negativos y se empieza a interpretar al mundo a partir de esos sentimientos.

Cuando se hace terapia cognitivo conductual, los pacientes con daño cerebral tratan de convencer al terapeuta de que lo que pasó a ellos es lo peor que hay en el mundo. Si el terapeuta se lo cree, no podrá ayudar al paciente.

Es muy importante tener empatía con los sentimientos de los pacientes, pero nunca se deben validar sus creencias negativas.

El siguiente programa es una modificación de un estudio australiano que se hizo para mejorar los problemas emocionales en pacientes con daños cerebrales que tenían ideas suicidas. Se sacó el componente suicida y se desarrolló un nuevo programa.